La celebración del Primero de Mayo este año en Aragón y en el resto del país olía a resaca electoral, con los líderes sindicales reclamando mantener el 26-A la apuesta progresista surgida de las urnas el pasado domingo. Y ante la configuración política del Congreso la exigencia de actuar sobre unas reformas laborales causantes, sobre todo, de la precariedad en el empleo. En Zaragoza, la movilización --sin ser espectacular-- , rondó o superó la asistencia de pasadas convocatorias. Hoy, los ganadores electorales ya tienen deberes pendientes ante las peticiones de los trabajadores.