El sondeo de EL PERIODICO sobre la intención de voto en los próximos comicios del 14-M ha tenido la virtualidad de agitar las calmas y sosas aguas de la clase política, ¡oh, cielos, he dicho aguas! La experiencia nos dice que la sociología política, y estas muestras aleatorias, recogen tendencias susceptibles de verse modificadas en un tristrás. No obstante, el reflejo que traducen está ahí: el PSOE no crece lo que pensaba; el PP mantiene el tipo y cuidado que no sorprenda cuando el voto oculto o el del miedo dicte su veredicto; CHA, de momento, parece subir un poquito y todavía podría morir de éxito; el PAR sigue una línea descendente que le augura peores tiempos e IU, más allá del entusiasmo, continuará extramuros. Lo cierto es que el mapa electoral aragonés, escasamente relevante dada la baja tasa de habitantes con que contamos (y razón del nulo peso que ejercemos en el conjunto nacional), varía poco: a veces se escora tres grados y medio hacia la derecha y otras uno y cuarto hacia la izquierda. Pero sorprende que justo tras el clamor desatado contra el PHN y el trasvase, con cientos de miles de ciudadanos en la calle reiteradas veces mostrando su rabia contra la política de los populares, éstos aguanten el tipo y acaso logren más votos que sus rivales. Todos deberíamos repensar las cosas, porque algo muy serio está fallando y nadie quiere darse cuenta. Jaime Armengol, apuntaba el domingo claves y elementos para un nuevo debate y nuevas estrategias más necesarias que nunca, salvo que numantinamente renunciemos al mañana.

*Profesor de Universidad