El Partido Popular tiene un problema en Zaragoza. Lejos de consolidar su importante presencia en el consistorio, donde ostenta quince de los 31 concejales desde el 2011 monopolizando a sus anchas la oposición al PSOE, las encuestas le conceden un desgaste fenomenal. En el sondeo electoral de AC Consultores que hoy ofrece EL PERIÓDICO DE ARAGÓN vuelve a ponerse de manifiesto, como ya ocurrió en un estudio similar publicado en abril del año pasado.

La encuesta vaticina para los populares entre nueve y diez concejales, y sobre todo constata la importante fuga de votos conservadores hacia la abstención o hacia el voto en blanco. Es muy probable que una parte de esos indecisos apuesten de nuevo por el PP, por mera afinidad ideológica o por falta de alternativas en el centroderecha dado el desgaste del PAR en la ciudad, pero el desfallecimiento popular en Zaragoza es evidente.

En un análisis somero, los tres o cuatro motivos más claros de la merma de votos del PP podrían ser similares a los de otras encuestas electorales nacionales: las medidas impopulares adoptadas por el Gobierno de Mariano Rajoy por la crisis económica, los recortes del Gobierno autonómico de turno, en el caso aragonés de Luisa Fernanda Rudi, la desconfianza por el caso Bárcenas y en general por la corrupción política percibida por una parte creciente de la población como corrupción sistémica, la crisis de los partidos tradicionales y del bipartidismo...

Ahora bien, en el caso concreto de Zaragoza existen otras causas específicas para comprender tal desmoronamiento popular en los sondeos, habida cuenta de que el PSOE aguanta el tipo pero no se ve beneficiado directamente de un trasvase de votos. La encuesta de AC Consultores da a a los socialistas un apoyo muy similar al que obtuvo en los comicios municipales del 2011, con un posible incremento de un concejal, mientras que otorga un crecimiento nítido a IU, moderado a CHA y deja clara la irrupción de UPD en el consistorio. Estos tres partidos pueden ser los auténticos beneficiarios del momento actual de la política zaragozana.

La primera causa de la falta de punch del PP en la capital aragonesa es la incapacidad mostrada por sus concejales populares para debilitar un gobierno socialista formado por diez concejales de 31, que precisa del apoyo necesario y no siempre sencillo de otros dos partidos de izquierdas, y sin gran capacidad de maniobra por unos presupuestos menguantes. Prácticamente todos los argumentos de fondo utilizados por el PP para desgastar al PSOE han caído por su propio peso, desde la furibunda inquina inicial contra un tranvía que comenzó siendo una patata para acabar muriendo de éxito, hasta los devaneos contra un supuesto tripartito al que, de existir, han acabado fortaleciendo por la debilidad de los argumentos esgrimidos para invalidarlo.

El responsable del grupo municipal, Eloy Suárez, se ha equivocado en las líneas estratégicas que podía seguir en sus ataques al gobierno. Ha fracasado como opositor del alcalde Juan Alberto Belloch, que ya trituró a Domingo Buesa en la legislatura 2007-2011, primero con el abrazo del oso y luego por inanición, y que lleva camino de hacer lo propio en con su nuevo rival. Comenzó Eloy la legislatura en el verano del 2011 con gesto bronco, cabreado por quedarse con la miel en los labios, y desde entonces ha encadenado errores de bulto. Se quedó sin razones cuando aceptó encabezar la lista al Congreso por Zaragoza después de criticar que Belloch fuera senador y se pasara media vida en Madrid, y se equivocó cuando marcó a la bancada popular una estrategia de oposición bulliciosa y poco efectiva, más chillona que práctica. Podría decirse que la principal virtud política mostrada por el actual portavoz popular en el ayuntamiento de 2011 a esta parte es apellidarse Suárez.

Las intenciones del PP pasan por repetir candidatos a las principales instituciones aragonesas. La presidenta Rudi ya anunció recientemente en una entrevista que volvería a encabezar la lista autonómica, y se da por seguro que tanto Manuel Blasco en Teruel como Ana Alós en Huesca intentarán reeditar sus victorias en las dos capitales de provincia, tras aguantar el tipo razonablemente y con proyectos de ciudad, discutibles, pero proyectos al cabo.

Deberían repensárselo la presidenta de los populares y su comité ejecutivo en el caso de la capital aragonesa, donde la continuidad de Eloy Suárez merecería ser colocada en entredicho a juzgar por sus escasos méritos como opositor. Acaso Rudi pueda intuir que su perfil es válido como gestor o gobernante, pero para demostrarlo primero deberá invertir la tendencia de encuestas como la de EL PERIÓDICO que hoy le dan diez concejales sin apenas competidores por la derecha. Y para conseguirlo habrá de modificar de arriba a abajo su librillo, pisar la calle de verdad, ofrecer un proyecto de ciudad creíble, parecer humano, abandonar una forma de hacer política tan hiperbólica como huera...