El proceso de elección de jornada en los centros educativos ha generado más tensión de la esperada. Lenta pero implacablemente se ha ido imponiendo la jornada continua en aquellos colegios que iniciaron el proceso de cambio, y ya alcanza al 40% de centros. Hay casos, como Teruel, donde solo queda un centro con jornada partida, con lo que la libertad de elección horaria queda prácticamente aniquilada. El proceso se ha realizado bajo parámetros garantistas de transparencia, debate y participación, pero quedan heridas entre partidarios y dectractores que han minado la convivencia en los colegios, aspecto clave porque no solo está en juego la conciliación familiar sino la educación de los niños.