El Real Zaragoza le acaba de hacer un breve contrato de jugador profesional de fútbol al canterano Zapater. A pesar de ello el ejeano, que todavía habla con los sentimientos indemnes, asegura querer jugar de por vida en el equipo de sus sueños y de su tierra. Ha de reconocerse el reciente esfuerzo realizado por el club blanquillo para conseguir un equipo capaz de optar a puestos razonables para la entidad y la ciudad; mas los esfuerzos de poco sirven si no se mantienen, y el fichaje de Zapater, además de corto, se me antoja especulativo. ¿Quién hay en España en ese puesto y de su edad mejor que él? Si el chico acaba cuajando en el equipo, a la vuelta de tres años quedará en libertad. Entonces el chaval ya no pensará y hablará sólo con su arraigo emocional, y antes o después hallará mejores horizontes. ¿O acaso en ese momento la directiva zaragocista estará dispuesta a hacer lo necesario para que no se vaya el futbolista cuando ahora, que hubiese resultado más barato, no ha querido (o sabido) firmarle un contrato de larga duración? Los gestores del club aún sienten vértigo, hoy día, de ejercitar los procedimientos adecuados para convertir al equipo en uno de los grandes.

*Doctor en Medicina y radiólogo