En un mundo globalizado y mediático, las fotos de la soldado norteamericana Lynndie R. England, arrastrando por el cuello a un prisionero iraquí desnudo, es el mejor cartel de reclutamiento que pudiera soñar Osama Bin Laden. Todos los pretextos de la invasión de Irak se han venido abajo con las imágenes obscenas de la tortura. Convendría que José María Aznar y todos los diputados del Partido Popular que aplaudieron unánimemente la invasión de Irak en el Congreso de los Diputados se disculparan públicamente por una guerra que ha devenido en la tortura y la represión de los ciudadanos a los que se aseguraba liberar de las garras de una dictadura. Con los antecedentes de la cárcel de Guantánamo, las torturas no pueden considerarse un hecho aislado ni imprevisible. Esa forma de operar está instalada en el ejército norteamericano. Me imagino que sería un esfuerzo insoportable para Aznar reconocer que toda su política de involucrar a España en esta guerra ilegal, ha sido un inmenso error. La foto de las Azores solo fue el preludio de esta catástrofe en la que todavía pueden empeorar mucho más las cosas. Esto no ha hecho más que empezar.

*periodista