La turolense Concepción Pascual, directora general de Trabajo, acaba de dimitir tras asumir responsabilidad plena por autorizar la creación del sindicato de trabajadoras sexuales Otras. El otro día escuché a Nuria González, presidenta de la Asociación Internacional L’Escola, que además de presentar recurso contra este sindicato, está haciendo pedagogía de por qué ha sido una pésima idea legalizarlo. Y estos son sus argumentos: La Ley de Libertad Sindical en España dice que se pueden sindicar todos los trabajadores por cuenta ajena. O sea que los trabajadores (fundamentalmente trabajadoras) sexuales tendrían que estar contratados por alguien, tener una patronal que empresas que les diera de alta. ¿Y quiénes serían los patrones? Los proxenetas. Pero el proxenetismo está considerado como delito en nuestro código penal. Ergo: Aquí tenemos un problema. Pero ¿qué pasa con las personas que quieren ejercer la prostitución como profesión libremente? Dos cosas: una, que tendrían que darse de alta como autónomas y trabajar por cuenta propia, luego no ha lugar a sindicato. Y dos, que con las personas que declaran que se dedicarían voluntariamente al oficio no se cubre ni el 1% de la demanda actual. Y aquí llegamos al punto al que yo quería: ¿Por qué un 99% de los trabajadores sexuales ejerce bajo coacción? Porque existen los puteros. Pues eso, señores. Así que ya saben: de cada cien veces que vayan ustedes de putas, solo una les habrán dicho de verdad lo mucho que están disfrutando con su compañía. El resto mejor no pensarlo, ¿no?

*Periodista