Otro año más, y creo que con este son 22, los esforzados ciudadanos de Torrero-La Paz (muchos menos de lo que sería deseable, sobre todo porque es una reivindicación mayoritariamente sentida) se echaron al Canal, junto con los patos, para reivindicar el Parque Lineal, única salida posible para adecuar a los patrones de la modernidad un espacio urbano que ve crecer sin límite en su entorno ladrillo y más ladrillo. Hablar de suciedad, ratas, aguas oscuras y fétidas, etc., resulta redundante. Lo que cuenta es el hecho en sí: ya 22 años y todavía esperando. En esta ocasión apareció por el lugar el Concejal del PSOE Jesús Sarría, baranda de la Junta Municipal de la zona, y se mostró presto a acelerar trámites. En una barca, más arriesgado y fiel a su compromiso con el barrio, lo hacía el también edil chuntero Agustín. Menos da una piedra, porque la ciudadanía --ahora que tanto se aventa el agua como futuro y la Expo gira en torno a ella-- no tuvo el placer de estrechar la mano de Juan Alberto Belloch, cuya presencia sí habría significado el compromiso municipal con las gentes que sufren las consecuencias del deterioro de una obra tan emblemática como la que Pignatelli auspició y llevó a buen puerto. El compromiso del alcalde con los barrios, una vez más, parece aparcado. Y la gente se cabrea, cansada de palabras y promesas. Si les contara la de improperios y voluntad abstencionista que cundía en los corrillos, votantes del PSOE incluidos, seguro que comprenderían porqué más uno tiene que ponerse a temblar ante un futuro cuando menos incierto.

*Profesor de Universidad