Los directivos de PSA (la actual propietaria de Opel) responsables de la negociación del nuevo convenio en la planta de Figueruelas parecen decididos a imponer sin contemplaciones su visión empresarial: primero, sacrificio por parte de los trabajadores; después, se verá. Esta es la causa fundamental de la reaccion de la plantilla y sus sindicatos. Y a su vez, tal movilización ha puesto sobre la mesa una respuesta durísima por parte de la multinacional francesa, que amenaza incluso con retirar de la planta aragonesa la fabricación del Corsa, su coche fetiche a lo largo de 35 años.

Hay esperanza, sin embargo. La mediación institucional protagonizada directamente por el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, y la voluntad negociadora de las partes, han abierto un paréntesis de cuatro días para el diálogo. Cabe esperar que en ese lapso dirección y plantilla consigan de alguna forma aproximar posiciones y superar la peligrosa y agresiva dinámica de pasadas semanas.

Suele ocurrir, cuando se negocia un convenio en condiciones tan adversas, que al principio cada cual ponga encima de la mesa exigencias máximas guardándose margen para matizarlas y escenificiar concesiones. Ojalá ocurra así ahora. Porque el choque inicial ha sido el más duro e impactante habido desde que funciona la factoría.

Desde el primer día, la lógica indicaba que era preciso mimar a Figueruelas... pero al mismo tiempo procurar la diversificación de la actividad industrial en el corredor del Ebro y el resto de Aragón. Opel y su auxiliares han tenido siempre un enorme peso, en términos relativos, en nuestra economía. Y eso ha supuesto depender de decisiones últimas que se adoptan en otro lugar y con arreglo a otros intereses. Más cuando las constantes pérdidas de la empresa alemana movieron a su matriz americana, GM, a venderla a PSA (Citröen y Peugeot).

La diversificación no ha llegado, al menos no como sería preciso. Por eso un eventual desmantelamiento de Figueruelas y sus proveedoras asestaría a todo Aragón un golpe terrible. Por ello es tan importante que la negociación de los próximos días llegue a buen puerto. Aunque así fuera, la imprescindible asignatura de la diversificación seguirá pendiente de ser debidamente aprobada. El sobresalto de ahora nos ha dado a todos un inquietante y amenazador aviso.