Tras las críticas injustas por defender un modelo de Estado que represente mejor a la España plural, el PSOE recupera la iniciativa política cara a las elecciones del 14 de marzo. Para consolidar su liderazgo, Rodríguez Zapatero ha elegido un equipo de colaboradores de prestigio, entre los que se encuentran Rodríguez Ibarra y Bono, dos veteranos presidentes autonómicos poco sospechosos de veleidades contra la unidad de España. Otros como Solbes, Moratinos o Alborch, son capaces de aportar orientaciones solventes y modernas. En el plano programático, los socialistas presentan propuestas como el concepto de familia, que son tan pegadas a la realidad que el PP ha tenido que rectificar toda su estrategia. Además, el modelo fiscal que propone el PSOE, pese a la alocada reacción del PP y de CiU, demuestra que hay otras fórmulas para alcanzar la equidad entre españoles, basada en su capacidad de renta y no por su lugar de residencia. En el aspecto ideológico, los socialistas quieren un nuevo modelo educativo, donde prima la igualdad de oportunidades y una apuesta decidida por el sector público en estas materias. Equidad a la hora de pagar e igualdad a la hora de recibir es un programa nuevo y sugerente.