El rechazo al trasvase del Ebro que el PSOE incluirá en su programa electoral para las próximas generales es apenas una novedad. Los socialistas ya enmendaron a la totalidad la Ley del PHN y su responsable de Medio Ambiente, Cristina Narbona, no ha cesado desde entonces de pronunciarse contra el Plan Hidrológico que el PP sacó adelante con los únicos apoyos de Coalición Canaria y de Convergencia i Unió (aunque está última formación se distanció luego y acabó enfrentándose al Gobierno central por el tema del Delta).

Es bueno con todo que una de las dos grandes formaciones políticas españolas ratifique de forma definitiva su posición. El hecho constituye un nuevo revés para el PHN y reduce a la nada los argumentos subjetivos de quienes para justificar indirectamente al PP por haber puesto en marcha el macro-trasvase no han dejado de amplificar cualquier ambigüedad de los socialistas y de recordar el fallido y por tanto inocuo anteproyecto de Borrell.

Ahora las cosas están meridianamente claras: hay un sólo partido, el Popular, que mantiene contra viento y marea su plan de ganarse fáciles votos en Levante pignorando los recursos hídricos de la cuenca del Ebro. Esta es la situación.