Existe un gran debate sobre el funcionamiento de las puertas giratorias y a decir verdad, lo que en realidad está sobre la mesa es una crítica feroz sobre dicho sistema, está establecido como definición, que aquellos que habiendo ocupado puestos de responsabilidad pública, no pueden ni deben estar en altos cargos de empresas privadas, en esencia de aquellas que tienen la denominación de gran empresa y además están en ciertos sectores, como las energías, finanzas, comunicaciones, etc. ¿En qué está basada determinada cuestión? Seguro que en la desconfianza de quienes ocupan dichos puestos, van a trabajar en beneficio torticero para el fin buscado

Debemos analizar cómo se produce todo este proceso y ante todo refugiarnos en quienes deben proteger nuestros intereses, ante semejantes desvirtuadores de la justicia social, aquellos que nos producen unos quebrantos tan enormes, no solo en nuestra economía, además también en la confianza que tenemos depositada en el sistema.

Si cogemos este análisis desde sus inicios, veremos que alguien que ocupa un alto cargo en una Administración Pública y durante un tiempo ejerce su responsabilidad, al finalizar esta y siguiendo la legalidad establecida, cuando se lo permite, pasa a ocupar puestos profesionales en empresas privadas y es en este momento cuando todas las miradas establecen una crítica basada en la imposibilidad de que esto se produzca.

El temor y la prevención se produce a consecuencia de cómo el individuo en cuestión hará para valer su anterior posición en la Administración Pública, para beneficiar a la empresa privada en la que deposita sus conocimientos y contactos; los primeros son inevitables, pues la vida es un círculo de experiencias que se van adoptando como módulo enriquecedor de nuestro papel de persona y por tanto es difícil conseguir que nadie olvide todos los procesos vividos. Otra cuestión son los contactos y su tratamiento, parece que aquí las relaciones personales, son un mercado de oportunidades y que los que han acumulado esa agenda debida a su posición pública tienen como finalidad la venta de la misma y esto que puede suceder en alguna ocasión, en la mayoría de los casos no sucede.

Pero hagamos un juego de posibilidades, demos por hecho que todos en los que concurre la circunstancia de haber estado en lo público, haber pasado a lo privado y mantener unas excelentes relaciones personales, ponen a la venta estas condiciones; es evidente que en esta parte de la escena, los actores están pervertidos.

Pero en estas circunstancias de mercado, me da por pensar que todos esos malvados, deben tener compradores, puesto que si no fuese así, no existiría comercio alguno.

En definitiva, si todos aquellos que denuncian y los que asienten no están en el lado comprador, deberemos concluir con esto de los contactos, es un mercado en quiebra y que los famosas puertas ya no giran nada, para ningún lado y por tanto ese riesgo tan importante para nosotros, los ciudadanos, ha desaparecido.

Con este cúmulo de valoraciones, me gustaría hacerles llegar un mensaje de doble sentido ; el primero es que si estamos convencidos del uso perverso de aquellos que hacen valer su pasado para sacar beneficio y lo hacen en comunión con aquellos que ejercen el poder actual, entonces estamos en una sociedad enferma y da lo mismo si hay puestas giratoria o volteadoras, es la negación de cualquier ética en la persona; el segundo y es en el que yo creo, como hacen falta dos para ese tipo de comercio y mi consideración por el ser humano es más elevada que eso, lo que sí creo es que, aquellos políticos que andan con los discursos denuncia y victimista de las puertas giratorias, lo hacen con el único ánimo de despistarnos de nuestras verdaderas preocupaciones, a las que no nos aportan soluciones y quieren hacernos pensar que al margen de ellos no hay ningún tipo de moral ni rectitud.

Para aquellos que hemos depositado nuestra confianza y tienen nuestra representación, debemos reclamarles trabajo hacia un modelo de sociedad menos desigual, con mayores oportunidades, más solidaria y menos esperpéntica de los que nos quieren hacer creer.

*Presidente de Aragonex