Un concejal zaragozano, de cuyo nombre no hablaremos, quiso ejercer de buen ciudadano pero no le dejaron. Nuestro hombre público cargó en su coche un mueble de tamaño mediano y lo llevó al Punto limpio que el Ayuntamiento tiene junto al pabellón Príncipe Felipe. ¿Lo traerá astillado?, le preguntaron. Nuestro hombre público no dispone de un hacha en su casa, así que difícilmente podía llevar astillado el mueble del que se quería desprender en el sitio que la norma municipal indica. Al final tuvo que cargarlo de nuevo en el coche y llevárselo a casa.