La tormenta que en apenas diez minutos causó estragos en Zaragoza ha vuelto a sacar a la palestra el estado del arbolado de la ciudad y sus podas. Más de un centenar de ejemplares fueron pasto de las fuertes rachas de viento y lluvia, una veintena de ellos en el principal pulmón de la ciudad: el Parque Grande. Nada que objetar a lo extraño e inusual del fenómeno meteorológico que causó tales destrozos, pero sí a aquel plan de poda extraordinario que comprometió el concejal Alberto Cubero, y del que no se tienen noticias. La naturaleza no entiende de política ni de presupuestos.