Lo peor que le puede pasar a un país, que sufre como todo el mundo la pandemia, es vivir las contradicciones y el desgobierno. Resulta que una buena parte de las autonomías con sus presidentes a la cabeza han decretado cerrarlas y que no se celebre el puente de san José (¡ya estamos con los santos!) ni la Semana Santa. Todos quietos, parados, en casita, para seguir con la bajada de contagios y no entrar en la temida cuarta ola. Pero resulta que los turistas alemanes y franceses (con sus países cerrados por el virus) sí pueden venir a España a gozar del turismo salvaje que ofrece la capital del reino. Carta blanca a los visitantes extranjeros y que el turismo de la juerga desenfrenada y barata salve la maltrecha economía. Y de paso que suban los contagios y entremos por la puerta grande en la alegría de la huerta del» ¡Que viva España y olé!».

Sí, esto es España, y da tremenda vergüenza reconocerlo. Volver a ser los campeones del turismo de pandereta y la risa de Europa, como en el franquismo, en el tardofranquismo y en el posfranquismo que estamos viviendo en Madrid. A estas alturas de la vida y cuando ya estábamos al final del túnel.

Señor presidente del Gobierno de España ¿dónde está usted? ¿Por qué no da un carpetazo encima de la mesa del próximo Consejo de Gobierno y da la orden que debe dar para parar esta locura. Señor Sánchez usted está por encima de esa señora que de ridícula ha pasado a ser la líder ultramontana del populismo patrio, arengada por Vox+PP. Usted tiene que tomar el mando de este país a la deriva en nombre de la emergencia sanitaria y del nuevo confinamiento que nos espera. Hágalo mientras tenga la potestad de hacerlo y sea el presidente de la nación. Es el único que puede hacerlo, porque ya sabemos que el jefe del Estado es una figura decorativa que nos cuesta mucho dinero mantener (como todas las monarquías). No espere a que llegue el Dos de Mayo y doña Isabel Díaz, vestida de chulapa madrileña, se bañe en loor de multitudes a las que les importa un comino el coronavirus, o directamente lo niegan. Pero nos contagian y mucho. Haga lo mismo que hizo el 14 de marzo del 2020 cuando decretó el estado de alarma en el país. Ojo: no digo que volvamos a eso. Estoy hablando de que ejerza de presidente del Gobierno de España. Cierre Barajas y ponga firmes a las 17 autonomías para salir del túnel agobiante en el que vivimos desde hace ya más de un año.

Sé que tiene muchos frentes abiertos, pero en situaciones como estas hay que priorizar y parar la insensatez de los/las que se sienten por encima de todo para darse un paseo por las calles y que los hosteleros la aplaudan y las marujas del barrio de Salamanca le griten «¡guapa!, tú aguanta, que se joda el comunismo y viva la libertad». Este país, y sobre todo los madrileños, necesitan sosiego y tratar de encontrar la simetría en sus vidas. Bastante tenemos ya con el paro, las mascarillas, y el temor a que suban los contagios. Estamos muy cansados y muy hartos.