Estamos asistiendo a una pandemia que va a hacer además de daño a la salud de muchos, un daño enorme a la economía. En este momento para la economía debería haber dos prioridades. La primera es impedir que el motor se gripe y se quede sin gasolina, es decir, que el hecho de que haya ERE, gente en casa, millones de autónomos sin poder abrir o millones de turistas cancelando sus vacaciones en España, no provoque un parón total de la economía. La segunda es garantizar que los más débiles no se llevan un palo más grande del necesario con esta pandemia. En este sentido, las medidas económicas planteadas por el Gobierno, como la concesión automática del derecho a prestación por desempleo a todo trabajador afectado por ERE, el paro de autónomos, la moratoria en las hipotecas o incluso la suspensión del cobro del ICA por parte del Gobierno de Aragón, van en la buena dirección. Lo importante ahora es parar al virus y mitigar los daños causados a la economía y a las personas por parar al virus.

Esta situación y estas (necesarias) medidas van a provocar un agujero en las finanzas públicas de padre y muy señor mío. Piensen simplemente cuántas cotizaciones sociales e impuestos se van a dejar de pagar (calculen cuánto dinero no se han gastado en los días que llevan en casa y piensen que el 21% lo deja de ingresar el estado solo de IVA) y cuánto se va a gastar de más en sanidad o en prestaciones por desempleo. Lo dicho, un gran agujero.

Cuando pase la emergencia habrá que pagar la factura, y, como ya he escrito alguna vez en esta columna, nada es gratis y alguien pagará. Hay cuatro formas de lidiar con la deuda: 1) gastar menos (recortes), 2) subir impuestos, 3) no pagar la deuda (en cuyo caso la pagan los que no cobran lo que se les debe) y 4) que la compre el BCE dándole a la maquinita de hacer billetes (lo cual podría provocar inflación). Lo que estará en juego en función de por qué opción u opciones se opte es: ¿quién va a pagar los platos rotos de la crisis? En el 2008 el BCE no tuvo ningún problema en adaptar su política para salvar a los bancos, y los gobiernos pagaron generosos rescates a esos mismos bancos (de hecho la banca le debe al Estado 60.000 millones que no tiene pinta de que vaya a pagar). De esta saldremos todos juntos, pero a poder ser que esta ronda no la paguen los que pagaron la del 2008.

*Profesor y economista