Sin ninguna duda, el Partido Popular tiene toda la legitimidad para mantener posiciones contrarias al actual Gobierno, y, por supuesto, para defenderlas con todos los medios previstos en nuestro sistema democrático: iniciativas parlamentarias, pancartas, recursos a los tribunales, denuncias ante la Unión Europea. El Gobierno socialista jamás descalificará al Partido Popular por dichas actuaciones, porque no creemos que sean "desleales", "antipatriotas" ni "radicales" --como se nos acusó desde el Partido Popular en circunstancias análogas--: son, simplemente, manifestaciones de la libertad y de la pluralidad que tanto esfuerzo costó conquistar en este país.

Lo que, en cambio, no podemos aceptar, sin denunciarlo, es que el PP quiera seguir engañando a la ciudadanía en materia de agua, como lo hizo --y pretende seguir haciéndolo-- cuando envió a nuestros soldados a Irak, cuando ocultó la verdad respecto del accidente del Yakolev o respecto de la catástrofe del Prestige . El Partido Popular sabe --aunque no quiera reconocerlo en voz alta-- que perdió las elecciones generales porque la mayoría de los votantes dejó de confiar en su Gobierno. Esa es la razón, también, de la soledad del Partido Popular en el actual Parlamento, por ejemplo en su defensa del trasvase del Ebro. Ningún grupo parlamentario, ni siquiera aquellos que en 2001 apoyaron la Ley del Plan Hidrológico Nacional, comparten hoy esa posición del Partido Popular. Como consta en el diario de sesiones del Senado y del Congreso, CiU y PNV se sintieron engañados y traicionados por el anterior Gobierno, que obtuvo su voto a favor del PHN a cambio de compromisos que después no cumplió.

EL PP SE ESFUERZA hoy por descalificar las actuaciones que el Gobierno va a realizar en todas las cuencas a las que se les había prometido el agua del Ebro, a base de ocultar la verdad. Por ejemplo, en lo relativo a la oposición de la Comisión Europea sobre el trasvase, quitando importancia a los informes desfavorables de cuatro direcciones generales de la Comisión que se conocieron en marzo de 2004. La directora general de Medio Ambiente de la UE, Catherine Day, acaba de expresar su opinión, claramente favorable a la alternativa del actual Gobierno, precisamente el mismo día en que el presidente valenciano presentaba en Bruselas una denuncia contra dicha alternativa.

Pero creo que, con diferencia, lo peor son las extraordinarias expectativas creadas por el PP en Murcia basadas en la construcción del trasvase del Ebro. Aprovecho para preguntar: ¿hay algún ciudadano en Murcia que pueda enseñar un documento que demuestre que tenía garantizada una cantidad concreta de agua del trasvase? Anticipo que es imposible, ya que la propia Ley del Plan Hidrológico Nacional de 2001 establece que la asignación del agua del trasvase a sus usuarios se realizará mediante Real Decreto, que el anterior Gobierno del PP no llegó a aprobar. Eso sí, me temo que todos los murcianos se habían creído lo del Agua para todos ; y ello es todavía más grave por el hecho de que el anterior Gobierno había afirmado que las tarifas del agua trasvasada se establecerían una vez acabadas las obras del trasvase. Sin embargo, estoy segura de que el PP ha conseguido convencer a muchos murcianos de que --nada menos-- el agua iba a ser gratis.

ESO SI que son "cuentos chinos", señor Rajoy. La verdad es que el actual Gobierno hereda una situación caótica en Murcia, donde en ocho años de Gobierno del PP no se había reducido ni en un hm3 el déficit preexistente y, por el contrario, se habían generado expectativas ilimitadas de aumento de la oferta del agua, a partir de un trasvase que, en el mejor de los casos, habría tardado todavía muchos años en aportar, de forma estable, poco más de la mitad de los hm3 prometidos. Los murcianos saben muy bien la incertidumbre que genera el depender de un trasvase y, por lo tanto, de los caudales efectivamente trasvasables. Una dependencia especialmente preocupante, cuando se comprueba la creciente reducción de los caudales medios de nuestros ríos, en particular, del Ebro. El actual Gobierno tiene un compromiso con los murcianos, a los que anteriores gobiernos prometieron mucha agua sin abordar con seriedad los problemas existentes de cantidad y de calidad. Y es que decirle a los ciudadanos que con el trasvase del Ebro iba a llegar "agua para todos" y "agua gratis" mientras se ralentizaban o incluso se paralizaban obras necesarias prometidas hace muchos años es, simplemente, una imperdonable irresponsabilidad.

*Ministra de Medio Ambiente