El presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, se comprometió ayer fuertemente con Aragón. En uno de los encuentros con los militantes del PP que ha iniciado por todo el país para contrarrestar el fuerte impulso electoral que está teniendo Ciudadanos desde los comicios de Cataluña, el líder popular dijo en Zaragoza que el futuro modelo de financiación autonómica dará más valor a la despoblación, el envejecimiento y la dispersión. Era justamente lo que esta semana habían pedido cuatro presidentes autonómicos: los socialistas de Aragón y Asturias, y los populares de Castilla y León y Galicia, quienes reclamaron que se pensara en esos parámetros a la hora de calcular el coste de los servicios públicos. Algo que parece lógico, porque si un sistema de financiación tuviera solo que ver con la población en términos absolutos, o con el PIB y la renta disponible, no solo España, sino toda Europa habría de olvidarse de su oferta de bienestar. Más al contrario, como ya ocurrió con el último modelo de financiación, los mecanismos de compensación que tengan en cuenta las singularidades de cada territorio son necesarios.

Claro que el propio presidente ya ha advertido que no tiene apoyos suficientes para imponer su modelo de financiación por lo que ayer mismo pidió acuerdos con los grandes partidos políticos. Pero quizás van a ser los territorios quienes más pueden establecer pactos. Porque igual que Aragón ha acertado uniendo sus fuerzas al bloque de comunidades de interior y del norte, mejor que mirar al Mediterráneo, como erróneamente hizo hace un tiempo el presidente Lambán, otras autonomías formarán otros bloques. Tan legítimo es el frente común de territorios despoblados y envejecidos en el que se inserta Aragón como que existan otros. ¿Cómo no entender que Baleares defienda su importante impacto en el PIB nacional por el turismo o sus necesidades estacionales por la ingente cantidad de población flotante que recibe? ¿O cómo ser insolidarios con regiones históricamente desfavorecidas como Extremadura, que tiene una lastra por la falta de inversiones públicas y privadas?

Será difícil un pacto de partidos --siempre lo ha sido-- pero si los territorios se unen en bloques y el Gobierno acepta unos valores que entran dentro de la lógica, Aragón puede salir mejor parada en el próximo modelo de financiación autonómica.