La buena literatura de viajes permite al lector soñar despierto con remotas geografías y conocerlas en profundidad sin abandonar su muelle sillón de lectura. El placer aumentará en proporción a la novedad de las noticias que el viajero nos narre y al encanto de su prosa. Ambas capacidades y virtudes se combinan con la debida proporción en Ramón Acín, cuyo nueva entrega, Un andar que no cesa (Fórcola) invita también a reflexionar sobre un género cultivado por los grandes autores de todos los tiempos, de Plinio o Marco Polo a Goethe o George Orwell, sin olvidar al Cela de 'Viaje a La Alcarria', al Sender de 'Monte Odina' o, sin irnos tan lejos y porque además prologa el libro, a Julio Llamazares.

Acín abre su abanico viajero con una larga, intensa e interesante narración sobre un viaje suyo a Sicilia, el corazón del Mediterráneo, que recorrerá con una mezcla de ansiedad y pausa, deteniéndose ante sus más hermosos paisajes, como la cumbre del Etna, el teatro Greco de Taormina o las viejas calles medievales de Agrigento y Siracusa. Sondeando, en paralelo, su propia memoria lectora en busca de referencias de Lampedusa, Sciascia o Mario Puzo que ilustren y documenten al lector sobre la antiquísima historia de la isla, ocupada por tantas civilizaciones e imperios (entre los cuales la Corona de Aragón), que resulta difícil saber quiénes son exactamente hoy, más allá de ribereños y mediterráneos híbridos, los sicilianos.

De vuelta a España, a Aragón, su tierra, Ramón Acín cerrará el volumen invitándonos a recorrer y a conocer mejor una de las comarcas que él mejor domina: el Somontano oscense. Desde las alturas del Pueyo de Barbastro o de Berbegal lanzará su sensible y documentada mirada hacia las raíces del reino aragonés, al norte, y hacia los desiertos monegrinos al sur. Aragón estará asimismo muy presente en otros capítulos del libro: El eco de las balas. De Santa Elena a Monrepós; Con Francisco de Goya por Aragón; o Literatura de la memoria. Pueblos olvidados.

Un menú muy nutritivo para estos días de confinamiento motor. Y un festín para los amantes de la historia, la literatura y los viajes.