Hay quienes pueden permitirse vivir en una realidad virtual, elegida y decorada a la carta. Angela Merkel y Mariano Rajoy han intercambiado esta semana mensajes de elogio mutuo con respecto a cómo gestionan sus respectivos países. Llama la atención que tanta complacencia ocurra cuando Alemania se encuentra en una situación de crecimiento cero y España con unas macrodécimas a favor que, sin embargo, agudizan objetivamente la precariedad y cronifican la pobreza.

El anterior modelo productivo agoniza a nuestro alrededor. En la corta distancia pueden verse los páramos en los que se convierten nuestros polígonos industriales; en la larga distancia, el desolador ejemplo de un Detroit en bancarrota y abandonado, donde cualquiera podía encontrar un trabajo hace solo unos años y hoy muestra la paradoja y el fracaso de un sistema de vida basado exclusivamente en tener un empleo. A ello se suma que las políticas de austeridad prolongada (austericidio) no solo no ofrecen una solución, sino que acarrean el trágico aumento de las desigualdades sociales, especialmente en España.

Pero hay quien sigue sin salir de su propio mundo de Yupi. El modo en el que en su breve encuentro ambos dirigentes dieron la espalda a los ciudadanos, bloqueando su acceso a la plaza del Obradoiro, da cuenta de su lejanía de la calle. Este verano, en un homenaje a Podemos, el político francés Jean Luc Mélenchon afirmaba: "El poder no teme a la izquierda, sino al pueblo", señalando un camino cada vez más transitado.

En Santiago se trató sobre todo de un grupo de jubilados, pero son muchos más los sectores que antes no se movilizaban y ahora sí lo hacen, llamando a la puerta de esa burbuja idílica e inflada a base de retórica en la que se cobijan (esconden) nuestros dirigentes. La semana del centenario del nacimiento de Julio Cortázar nos viene bien recordar su vocación utópica (no confundir con irrealizable), su concepción amplia de una verdad compartible por todos. El escritor argentino siempre percibió la realidad como dimensiones paralelas o simultáneas. Visto lo que hay aquí, apetece buscar la más lejana y pedir asilo en ella. Periodista