El Gobierno central podría limitar las rebajas a periodos concretos del año, como se hacía antes de la liberalización en el año 2012. El pequeño comercio acogería de buen grado la medida porque aducen no tener capacidad para ofrecer los mismos descuentos todo el año como hacen los grandes almacenes. También quieren evitar la confusión, dicen, que se crea en el consumidor. Aunque a este lo que realmente le interesa es comprar lo que desea al precio más reducido posible. El más perjudicado sigue siendo el empleado que con tanta apertura en festivo pierde calidad de vida.