Es un concepto muy importante en el análisis de las sociedades y de las relaciones humanas. Casado le hizo a Abascal un gran reproche: después de haberle dado trabajo 15 años en los chiringuitos del PP y haberle pagado muy bien a la luz del chalet que se ha comprado, ahora resulta que, dice Casado, lleva dos años insultando a quien le dio de comer. Eso es lo contrario a la reciprocidad. En vez de agradecimiento se ha montado un chiringuito propio y le ha quitado a algunos de los militantes y votantes de extrema derecha, filofranquistas, que también votaban a Aznar . Esto es lo contrario a la reciprocidad. Pero la cosa no es muy grave porque luego, en el terreno de los hechos, sus votos se suman a los del PP y a los de Ciudadanos, para gobernar en Zaragoza, y en Madrid, Andalucía, Murcia… Y eso es lo que importa. En eso los de Vox sí mantienen la reciprocidad. Y además les obligan a denostar a figuras históricas de la izquierda o destrozar monumentos a las víctimas del franquismo, aunque quizás en esto estaban de acuerdo y sólo hacía falta un empujoncito. En lo fundamental, como abrir caminos a la sanidad privada haciendo urbanismo a la carta, por ejemplo, están muy de acuerdo. Y Ciudadanos también. La reciprocidad, como la amistad o la lealtad, siempre va en dos direcciones. Si un lado falla el otro se queda libre de los lazos que les unían. Es verdad que hay gente que nunca entendió esto de la reciprocidad y que si das cariño puedes esperar cariño y si das agresividad tienes que esperar una respuesta similar. La Ayuso ¡¡yupi, yupi!! le manda cartas a Sánchez desde su mundo de yupi para seguir tocando las narices a todo el mundo, poniendo palos en las ruedas cada segundo aun cayendo en el esperpento. Cuando Sánchez habla de cogobernanza, la Ayuso deja pasmados a los presidentes de las dos Castillas. Eso no reciprocidad. Eso es… ¡¡Yupi, yupi!!