Dado el peso de la industria turística en la economía española, no se puede establecer una comparación exacta y correcta entre las EPA del primer trimestre del 2013 y del 2014. La Semana Santa cayó en marzo el año pasado y este año en abril. Hecha esta salvedad, no cabe la menor duda de que los datos que ayer ofreció el INE sobre el primer trimestre de este año ponen de manifiesto que la destrucción de empleo no se ha detenido, por un lado; aunque, por otro, su ritmo es menor que épocas pasadas. Así, entre enero y marzo el número de ocupados bajó en 184.600 personas, pero en el mismo periodo del 2013 fue peor, porque lo hizo en 309.200. El paro bajó en 2.300 personas en España el primer trimestre del año --el primer descenso en ese periodo desde el 2005--, pero la tasa de desempleo ha aumentado del 25,73% de diciembre pasado al 25,93%. Los dos fenómenos aparentemente contradictorios se producen porque el dato más relevante de las estadísticas de la evolución del empleo en la economía española tienen que ver con la población activa, las personas en edad laboral que están en disposición de trabajar. No deja de descender. En el último año ha caído en 424.500 personas, 187.000 en el último trimestre. Ciudadanos extranjeros que regresan a su país, españoles que se van fuera o personas entre las que se impone el desánimo y tiran la toalla. Para estos colectivos ni siquiera está disponible el subempleo que han generado las nuevas modalidades de contratación. En Aragón, los datos son más dramáticos, con 14.600 parados más.

En paralelo, la economía se está recuperando. El PIB creció el 0,4% en el primer trimestre del año respecto al último del 2013, según el Banco de España. Un incremento que sería del 0,5% en términos anuales y que podría ser coherente con los cálculos del Gobierno de un crecimiento medio de la actividad del 1,5% para este año y el próximo. Pero esos buenos datos aún no se reflejan en la ocupación. En ese sentido, las cifras de la EPA suponen una cierta decepción: la ansiada salida de la recesión no tiene efectos sobre los trabajadores. A 30 de marzo, la población activa ocupada era de 16.950.600 personas, la cifra más baja desde el 2002. Con este panorama, cabe preguntarse si el Gobierno mantendrá su propósito de incluir la creación de 650.000 puestos de trabajo entre el 2014 y el 2015 en el cuadro macroeconómico que tiene previsto aprobar hoy.