La llegada de César Alierta y otros empresarios aragoneses al Real Zaragoza y la salida definitiva de Agapito Iglesias, está animando a las instituciones a colaborar con la sociedad para que salga a flote. Algo similar a lo que ocurrió en Coruña con el Depor cuando lo dejó Lendoiro. Bienvenidas sean todas las ayudas siempre que los términos económicos sean adecuados. El Zaragoza es una marca de Aragón que hay que levantar y recuperar ahora pero no debe olvidarse que el fútbol de élite se mueve entre empresas privadas y caras.