La Universidad de Zaragoza (UZ) ha alzado la voz y amenaza con un contencioso al Gobierno aragonés por lo que considera el incumplimiento de la financiación pactada en 2011. El vicerrector de Economía califica la situación de "límite", de auténtica asfixia económica. Y estamos hablando de una institución que gestiona la educación superior, germen del futuro de cualquier sociedad. La información de EL PERIÓDICO en la que se comparaba las aportaciones de distintos gobiernos autonómicos a sus respectivas universidades públicas y la capacidad de estas para conseguir ingresos propios muestra, bien a las claras, que la UZ recibe financiación de la DGA porcentualmente por debajo de la mayoría de universidades semejantes y, por el contrario, es líder en la captación de recursos propios (por matrículas o proyectos de investigación competitivos) que alcanzan hasta casi la cuarta parte sobre el total de ingresos, muy por encima del resto. La conclusión es simple. La universidad cumple y la DGA debe aportar seguridad financiera a la institución, aunque esta esté obligada, también, a evaluar con disciplina sus gastos.