La operación policial que ha desenmascarado el funcionamiento de la Liga Nacional contra el Cáncer Infantil (Linceci) está abierta porque siguen sumando el número de afectados por el fraude y desvelándose los tejemanejes del presunto cabecilla de la estafa y sus colaboradores. Aprovechando su nombre y el de sus empresas, Roberto Pérez llegó a usar al Ayuntamiento de Zaragoza, que le cedió centros cívicos de manera gratuita para festivales benéficos por los que cobraba entrada. Un comportamiento desalmado y sin escrúpulos que afecta también a sus trabajadores, a los que además de engañarlos los ha dejado en un limbo, en el que ni siquiera pueden cobrar el paro hasta que haya una resolución judicial.