Seguimos en campaña. Y van ya... no se sabe ni cuántos años seguidos. Decir que cada voto es importante es una obviedad, un lugar común, pero a falta de una semana para volver a encontrarnos con las urnas y con una oferta tan fragmentada es también una realidad. Hemos visto en las pasadas generales cómo algunos escaños se han resuelto en un puñado de votos. De hecho, en la circunscripción de Zaragoza, PSOE y Ciudadanos pujaron por un acta de diputado hasta la madrugada y más allá. Tuvo que ser el voto extranjero el que certificara días después lo que provisionalmente había sido un triunfo socialista.

Por eso la batalla discurre metro a metro. También en el campo. En España, cerca del 80% de la población vive en municipios grandes, de más de 100.000 habitantes, pero son recurrentes en estos periodos electorales las fotos y vídeos de candidatos sobre un tractor, rodeados de vides o en un campo de alcachofas. Si hay cámaras cerca, hay quien compite con una vaca para ver quién tiene la boca más grande. Y no siempre gana la vaca.

La apelación a la población rural, sector particularmente envejecido, es algo más que un guiño, especialmente para PP y PSOE, quienes obtienen sus mejores resultados en esas franjas de edad. De hecho, según el CIS, el 43,5% de quienes declaraban su intención de votar a Pablo Casado superaban los 65 años. En cualquier caso, esa atención a la España despoblada, vaciada, tuvo un particular énfasis en los discursos de las generales, pero tiene una importancia mayor en las autonómicas, donde la cercanía es una obligación.

En Aragón, para todos los candidatos a presidir la DGA es un tema preferente en sus discursos y programas. En realidad, cualquier política pública que se precie ha de centrarse en atajar factores de desigualdad, y este lo es. Otra cosa es que acaben siendo meras declaraciones de buenas intenciones o simples protocolos que una vez firmados van directos a un cajón a la espera de fondos europeos o nacionales que los reactiven y que ni así acaban llegando a sus destinos. Además, como hemos visto durante décadas a nuestro alrededor, en la distribución de recursos públicos siempre cuenta mucho cómo optimizar resultados, incluido, claro, el retorno en forma de votantes potenciales. Aquí sí que los partidos ahora llamados viejos se llevan la palma. Ya sea el PP, el PSOE o, por supuesto, el PAR. Y es que antes que las redes sociales... se inventaron las clientelares. H *Periodista