Los presidentes de las diputaciones de Huesca y Teruel temen que la pérdida de población de sus provincias merme el número de diputados autonómicos. Esa tendencia exige, seguro, una reflexión de las Cortes sobre la representatividad, buscando que el equilibrio político y territorial no se deteriore con la supremacía de Zaragoza. Pero tampoco conviene que se desvirtúe --ya hay correcciones-- la fuerza numérica de los votos, la suma de los individuales, porque también atentaría contra la representatividad que se pretende defender con criterios territoriales.