Diez años después del estallido de la crisis económica y tras cinco de crecimiento en España, la riqueza generada anualmente (PIB) ya supera la de la época de vacas gordas. Pero las heridas sobre el tejido social que dejó la recesión y las medidas de recortes y modificaciones legislativas que se aplicaron, sobre todo con la reforma laboral del PP, han dejado unas cicatrices que perduran y sobre las que la propia Europa llama la atención. Persiste el elevado riesgo de pobreza y exclusión social, altas cifras de paro, excesivos contratos temporales y una precariedad laboral que se ceba especialmente sobre mujeres y jóvenes. Con el 8-M a la vuelta de la esquina, CCOO ha elaborado un informe sobre la situación laboral de la mujer en Aragón. La reducción del paro no acorta la brecha salarial, ellas cobran un 25% menos que los hombres porque no llegan al 40% las que trabajan a jornada completa y de las ocupadas a tiempo parcial (son el 78% del global) el 27% lo hace para poder cuidar a familiares (el 7% en los hombres). Una situación que España no corrige al aplicar a prestaciones familiares la mitad del gasto que la media de la UE. El Gobierno de Sánchez prevé modificar por decreto ley este viernes parte de la reforma laboral, pero la CEOE está apretando al PDCat (cuyo apoyo o abstención serían imprescindibles) para que, al menos, diluya cualquier transformación de calado antes de las elecciones. Por lo visto, si es para frenar mejoras laborales se puede echar mano de los independentistas sin que a nadie se le caigan los anillos de la unidad de la patria. H *Periodista