Los clásicos polígonos industriales del entorno de Zaragoza, y también de otras localidades como Huesca, llevan años en franca decadencia, lastrados por la crisis de las empresas y también por la apuesta por otro tipo de instalaciones, como las plataformas logísticas aragonesas. Por eso, es una necesidad adaptarse a las circunstancias para seguirse manteniendo con la pujanza que un día tuvieron. Ya ha empezado el de Cogullada. Una idea que se debe extender.