Diez años después de la inauguración de la Expo de Zaragoza en 2008, la ciudad rememoró ayer un acontecimiento que supuso un salto trascendental en su proyección internacional y en las infraestructuras que conllevó el evento. Una gala en el Palacio de Congresos, con destacados representantes políticos de aquella época y cientos de personas en representación de la ciudad, acogió también un homenaje a los voluntarios, claves en aquel evento. Recuperar la memoria de un hito como aquel es, en el fondo, el reconocimiento a los ciudadanos que se volcaron en la Expo.