Cuando se critica al Real Zaragoza por la falta de conciencia empresarial o de modernización, el club suele defenderse como gato panza arriba rechazando cualquier responsabilidad. Pero los hechos son tozudos y vuelven a dar la razón a quienes ven en la entidad estructuras obsoletas y procedimientos rudimentarios en momentos clave, como ha ocurrido por ejemplo este fin de semana con la venta de entradas de la Copa del Rey. Mientras cualquier empresa, por pequeño que sea su presupuesto, se afana por entrar en la sociedad de la información y se beneficia de los servicios telemáticos en sus transacciones, en el Zaragoza han optado por el sistema presencial. El que quiera ir a Barcelona que pase horas haciendo cola, en el mejor de los casos, o, alternativamente, que se busque alguien que lo haga por él. Un despropósito que demuestra al presidente del club, Alfonso Soláns, la necesidad urgente de renovar la entidad.