Es de esperar que el Debate sobre el estado de Zaragoza de esta semana se centre en lo que debe, en la ciudad y en el modelo de futuro que sus gobernantes tienen en la cabeza, pero se antoja obvio que en el fragor del mismo se dé un repaso al equipo de gobierno, donde hay dos figuras que acaparan los focos especialmente. A Pablo Híjar y Alberto Cubero parece que les cuesta asumir que como representates públicos (transitorios, no olvidar) siempre es más recomendable el uso de la mesura (incluso morderse la lengua) que dar rienda suelta al activista que llevan dentro.