No acabamos el año 2003 demasiado bien en lo que se refiere a las formas democráticas en el consistorio de Zaragoza. El ayuntamiento ha aprobado su presupuesto para 2004 de manera reprobable. Lo ocurrido la semana pasada en la capital de Aragón no es de recibo. Tiene razón el Partido Popular, aunque hacía algo semejante cuando gobernaba, al protestar por la desafortunada forma y el mínimo tiempo con que el equipo PSOE-CHA le ha presentado el presupuesto. La justificación en el pleno del día 31 de diciembre de semejante atropello a las formas y al sentido común por parte de la concejala de Economía y Hacienda y de la concejala portavoz del grupo socialista sonaba a tomadura de pelo a la oposición, y eso supone despreciar a la ciudadanía, a toda la ciudadanía. En democracia, las formas no sólo son importantes, son imprescindibles, y en este caso se han quebrado de modo insensato. El alcalde Belloch, hombre de talante, formas y maneras escrupulosamente democráticas, debe tomar cartas en el asunto y evitar que una situación tan bochornosa como ésa se repita. Y los partidos políticos deberían tener más cuidado al seleccionar a los integrantes de sus candidaturas, algunos de los cuales tendrían que pasar un examen a fondo antes de ser incluidos en las listas. Los ciudadanos han decidido que sea una coalición de izquierdas la que gobierne Zaragoza entre 2003 y 2007, y eso significa, entre otras cosas, que PSOE y CHA han de ser absolutamente escrupulosos con las formas. O dará igual votar a unos que a otros.

*Profesor de Universidad y escritor