La visita al Reino Unido del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado una ola de protestas en todo el país. Aunque el propio Trump haya dicho que en el Reino Unido él es muy querido, y que los ciudadanos están de acuerdo con sus políticas de inmigración, lo cierto es que decenas de miles de personas han salido a las calles para expresar su protesta de modo muy original y diverso. No ha sido una mani más.

Estas acciones masivas han tenido un elevado nivel de creatividad, con acciones que se aproximan a la intervención artística, el happening y la performance. Han estado (auto) convocadas por diversos movimientos descentralizados, como Stand up to the Racism en la coalición Together against Trump. El uso de disfraces, el concepto Carnaval y la irrupción de los artivistas han reinventado el significado de manifestación: la fiesta, el humor, lo artístico se apodera de las calles.

LA EXPERIENCIA vital y personal se convierte en un punto central en este tipo de movilizaciones. No hay espectadores, ni masas, ni «cabeceras» jerarquizadas de la manifestación. Cada participante es su pancarta, su performance, su acción. La resistencia política se convierte en una experiencia multisensorial. Vivir la política es la idea. Este podría ser un recorrido por estos nuevos sentidos políticos.

1. Sonidos. Diversos activistas diseñaron una barrera de sonido ensordecedora (Wall of sound), a partir de música mariachi y de los llantos de los niños y niñas separados de sus padres en EEUU, fruto de las medidas antiinmigración promulgadas por el propio presidente Trump. Esta acción fue acompañada por una incesante corriente de lemas, silbidos, golpes de ollas y tambores. Estos sonidos se proyectaron desde unos altavoces instalados frente a Winfield House, la residencia oficial del embajador estadounidense en Londres, donde se esperaba que el presidente pasara la noche celebrando una gala privada.

2. Tactos. Bosco Sodi, uno de los artistas y activistas más relevantes del panorama mexicano, levantó un muro en medio de una plaza del barrio de South Bank de Londres. Esta instalación, que el manifestante podía destruir con sus propias manos y cuerpo, recoge la voluntad del artista de transmitir la posibilidad de ser libres a través de un proceso de empoderamiento popular. Para levantar este muro, Sodi utilizó ladrillos elaborados en Oaxaca a través de elementos naturales y materias primas mexicanas (olores, sabores) -con agua, sol, aire y tierra mexicanos, explicitó el artista- hechos por artesanos locales.

3. Imágenes. El viernes por la mañana, con la aprobación del alcalde de Londres, Sadiq Khan, se liberó al cielo un globo, el Project Trump Baby del artista Leo Murray, con forma de un Trump como bebé gigante y enfadado, y con un móvil en la mano. Las autoridades londinenses también permitieron atar el globo en Parliament Square. Un elemento con gran impacto visual que se ha convertido en uno de los símbolos de las manifestaciones más reconocidos, ofreciendo imágenes que han dado la vuelta al mundo.

Los organizadores dijeron que se llevaría a cabo un verdadero Carnaval de la resistencia, en alusión a la creatividad y al tono festivo y masivo de estas propuestas. La resistencia creativa ya es un poderoso foco de movilización y participación política. Su capacidad para generar dinámicas virales y multipantalla ha sobrepasado la convocatoria presencial, generando una dimensión global y disruptiva. Hoy, las protestas se hacen en las calles para amplificarlas en las redes. El escenario urbano se convierte en un plató digital, adicion

COINCIDIENDO con estas manifestaciones, se podía ver en Londres la extraordinaria exposición Hope to nope: graphics and politics 2008-2018, en el Design Museum de Londres. Las curadoras Margaret Cubbage y Lucienne Roberts (el estudio de esta última ha sido el encargado de la propuesta expositiva) plantean en esta exposición tres ejes temáticos: poder, protesta y personalidad, a través de los cuales podemos observar cómo la percepción pública es alterada e incluso modificada a través del diseño. Como si de una antítesis se tratara, la exposición nos plantea el hope (esperanza), representado por el icónico cartel de Barack Obama, del artista Shepard Fairey, y el nope (no), que tomaba forma a través de las muchas imitaciones que siguieron al hope, entre ellas el meme de Trump, y que nos hace conscientes del poder que tiene el diseño y su capacidad de influir en la política, las protestas ciudadanas e, incluso, en la opinión pública.

La resistencia política hoy es creativa, gráfica y festiva. La política no es, todavía, una canción (como apuntaba el poeta León Felipe, referenciando a otro poeta, Walt Whitman), pero la resistencia política empieza a serlo en forma de artivismo. H *Asesor de comunicación