Una mayoría absoluta te permite, de puertas para adentro, repartir privilegios por un lado y recortes (ellos lo llaman sacrificios) por el otro sin tener que explicarte. Pero la política exterior te retrata sin maquillaje y deja ver tus carencias. Se supone que se trata de buscar ventajas económicas para tu país (o para tus afines) en función de un plan estratégico coherente, no de la dirección cambiante del viento. Así, un día Rajoy renuncia a la defensa de los derechos humanos que encarna la justicia universal (para no contrariar los intereses chinos); y otro, se convierte en el oportuno telonero en un mitin islamista del turco Erdogan.

Con esta deriva a veces solo se pierde en imagen, pero en otros casos se traduce en pérdida de peso e influencia internacional. Desde el lunes, la UE de los 28 ha decidido impulsar de nuevo un "acuerdo de diálogo político y de cooperación" con Cuba. El último que lo intentó fue el ministro socialista Moratinos, pero no pudo romper la inflexible postura común que justamente había fijado en 1996 otro español, el entonces presidente Aznar. Ahora la UE intenta recuperar un lugar que sobre todo el gigante chino le ha arrebatado.

Son indudables las razones históricas y culturales que unen a España con Latinoamérica y que nos otorgaban un papel protagonista, como la mismísima Angela Merkel le recordó y recriminó a Rajoy cuando este le pedía "políticas económicas expansivas". Sin renunciar a ese legado, el propio fundador del PP, Manuel Fraga, llegó a proclamar que si hubiera seguido en Cuba, donde emigraron sus padres, probablemente él "hubiera sido Fidel Castro".

Sin embargo, la obcecación de Aznar tiró por la borda gran parte de ese capital simbólico cuando se mostró beligerante con la profundización democrática de muchos de aquellos países; levantando un muro de prejuicios que, sin embargo, (según algunos medios) no le impidió participar en la venta de armas a Venezuela, con esa versión tan castiza del neoliberalismo donde la mano derecha no quiere hacerse responsable de lo que hace la izquierda. Es evidente que hay mentalidades que están reñidas con la pura vida. Lo peor es el lastre que dejan al resto. Periodista