Retrógrado, antisocial y negacionista son las tres palabras con las que podemos describir el presupuesto para la ciudad de Zaragoza, aprobado por PP y Ciudadanos con el apoyo de Vox. Estas cuentas solo suponen más recortes en empleo, movilidad y un abandono de cualquier política de lucha contra el cambio climático y de mejora de nuestros barrios. Son también un ataque a los derechos sociales; de la ciudadanía en general y de las mujeres en particular, que se concreta en un importante retroceso en las políticas feministas de esta ciudad con la introducción del falso concepto de la violencia intrafamiliar y la creación de una oficina antiabortista en sustitución de los actuales programas de acompañamiento a la maternidad.

Más allá de los brindis al sol de una nueva Romareda y de miles de lucecitas navideñas, no hay ningún proyecto ni idea nueva. Los pocos cambios que se observan tienen que ver con el recorte de partidas y el uso clientelista de subvenciones y convenios. Al mismo tiempo, todo lo que suene al legado de Zaragoza en Común se fagocita como éxito propio (mejora del transporte público) o bien se elimina sin atender a las consecuencias para la ciudadanía (presupuestos participativos).

Este Gobierno solo mira a los barrios si hay suelo en ellos que poder vender. Plantean ingresar 20 millones de euros con la venta de suelo en Arrabal, San Gregorio y Arcosur, volviendo a un modelo económico fracasado y caduco basado en la especulación y la burbuja inmobiliaria. El saneamiento de las cuentas de los últimos años permitía aumentar el gasto y recurrir a crédito para cubrir las necesidades más importantes de los barrios. Pero lo que vemos es un recorte del 30% de la inversión.

Las Fuentes, San José y Delicias se quedan sin planes de barrio para mejorar sus infraestructuras, equipamientos y zonas verdes. Se cargan de un plumazo la reforma de la avenida Navarra, Torre Ramona, la adecuación de la explanada de la Estación del Norte, el centro deportivo Distrito Sur, el Centro de Juventud e Infancia del Picarral, el Centro Cívico de Parque Goya o el proyecto de supermanzana en Torrero. Por si fuera poco, las derechas también desmantelan todos los procesos participativos, presupuestos y proyectos como el del parque Pignatelli, sin plantear ninguna alternativa.

El presupuesto de Medio Ambiente se lleva un tijeretazo del 50%. El Gobierno gasta el triple en luces de Navidad que en la estrategia para mejorar el aire de nuestra ciudad (la ECAZ 3.0), partida que Vox también quiere a cero. Sube el gasto energético en 3 millones mientras desaparecen partidas para instalaciones solares, medidas de eficiencia energética, el impulso a la movilidad ciclista y peatonal y el fomento de la alimentación sostenible.

PP, Ciudadanos y Vox eliminan las partidas destinadas a la promoción del uso de la bicicleta (tanto en colegios como hacia la ciudadanía en general) y tampoco aparecen en el nuevo presupuesto los carriles bici votados en los presupuestos participativos. También queda eliminada definitivamente la línea 2 del tranvía y la financiación para continuar con un proyecto ambiental que desarrolla una gran parte de las ciudades europeas, la recogida selectiva de materia orgánica, que será obligación legal en un futuro próximo.

Con más de 50.000 personas desempleadas en nuestra ciudad y miles de contratos temporales y empleo precario, el Gobierno de PP y Ciudadanos con Vox elimina del presupuesto casi todos los convenios para la inserción laboral: AREI, REAS, Atades, Tranviaser... Resienten el tejido social y asociativo, y eliminan toda posibilidad de lucha, desde el ámbito municipal, contra la desigualdad y la pobreza infantil, cuestión que contó con el consenso del pleno la legislatura pasada. El recorte de 265.000 euros del plan de lucha contra la pobreza infantil, la infradotación de las ayudas de urgencia, el cierre de centros de tiempo libre y los proyectos vinculados a la dinamización de espacios como el plan integral del casco histórico y el del barrio Oliver. La mediación comunitaria queda sin recursos ni herramientas de mejora de la convivencia vecinal, la cultura de paz y la resolución de conflictos de manera dialogada y pacífica.

Dinamitan los proyectos culturales destinados a impulsar nuestro patrimonio, como la musealización de la imprenta Blasco, los depósitos de Pignatelli o el Museo del Ferrocarril de Casetas. Lo mismo ocurre con el presupuesto para apoyar a nuestro talento local y la programación de artistas y compañías aragonesas. Atacan, para la alegría de Vox, la estrategia del libro y de la lectura o el apoyo a la cultura comunitaria.

Ponen la ciudad en venta, sus barrios, abren los espacios públicos y dejan entrar el discurso del odio, menosprecian la escuela pública y apartan a nuestro talento local. Y la respuesta ciudadana es clara: concentraciones del tejido social y vecinal, de las mujeres que saben que juntas no daremos ni un paso atrás. Miles de alegaciones a un presupuesto retrógrado, negacionista y antisocial, para decirle al señor Azcón y a la señora Fernández que con esas cuentas no engañan a nadie, que Zaragoza es de sus gentes y que estas nunca se rinden.

*Exalcalde de Zaragoza y portavoz del grupo municipal de Zaragoza en Común (ZeC) SFlb