En octubre del 2012, en Pakistán, a una joven de 15 años le dispararon en la cabeza en un autobús escolar junto a sus compañeras de instituto. ¿El motivo? Hablar en favor de la educación femenina en su región. Malala Yousafzai se hizo famosa en todo el mundo por la barbaridad del crimen cometido contra ella y se convirtió en un símbolo de la lucha por los derechos de las niñas. Dos años después, ya recuperada y viviendo en Londres junto a su familia, ganó el Premio Nobel de la Paz. Es la persona más joven en lograrlo, con solo 17 años.

Emma González también fue víctima de un tiroteo, superviviente de la escuela secundaria Stoneman Douglas de Parkland, Florida, en la que 17 estudiantes murieron. Eso llevó a Emma a crear y liderar el grupo de defensa del control de armas Never Again MSD. Con su impactante discurso en radical silencio ante más de medio millón de personas, el 24 de marzo del 2018, solo tres días después del ataque y en una de las marchas organizadas por este grupo, se hizo famosa mundialmente.

Greta Thunberg es una joven sueca de 16 años con síndrome de Asperger. Saltó a la fama a finales del 2018, aún con 15 años, cuando dejó de asistir al instituto para manifestarse frente al Parlamento de Suecia durante las huelgas estudiantiles por el cambio climático. Su ponencia en un evento tan visible -y viral- como la charla TEDx Estocolmo, en noviembre, la catapultó a los medios y a ser conocida -y reconocida- mundialmente por aquellos que luchan contra el calentamiento global. Solo un mes después hizo un discurso en la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, en Polonia. Todo empezó con reuniones, los viernes al salir del instituto, con otras decenas de adolescentes, hoy miles en distintos países, que se autoorganizan para asistir a actos y/o manifestaciones a las puertas de sus respectivos parlamentos o para preparar la huelga escolar mundial de hoy, 15 de marzo.

Pero ¿qué es lo que tienen en común estas jóvenes? ¿Por qué son seguidas en todo el mundo y por qué mucha gente se ve representada en ellas y quiere seguirlas?

Muestran coraje. Frente a los talibanes, frente a los lobis de armas, frente al sistema establecido. Se convierten en ejemplos vivos de la lucha y la rebeldía, del intento de cambiar las cosas. La gente quiere tener su capacidad y valentía. No tienen miedo.

Audacia. Son jóvenes, casi niñas, pero tienen la capacidad de intentar cambiar cosas que parecen imposibles. Van a lo grande y luchan por conseguirlo. Esa audacia es contagiosa. Una fuerza desafiante por lúcida.

Mujeres. Que las tres sean mujeres las convierte en símbolo de lucha, de no dejarse pisotear y de librar, probablemente, mayores batallas que adolescentes de otro género.

Historias. Cada una de ellas tiene su propia historia. Una historia que refuerza su esfuerzo y su activismo. Es completamente coherente con quiénes son y con lo que hacen. Su identidad es, también, su mensaje. Sus (breves) biografías vitales son testimonio y credibilidad.

Discurso. Su discurso es claro y punzante. Dicen cosas que todo el mundo sabe, pero que nadie suele -ni quiere, a menudo- escuchar. Eso convierte su mensaje en algo poderoso, escuchado y compartido.

Denuncia contra los adultos. Son los adultos que, durante decenas de años -o siglos-, no se han atrevido a cambiar las cosas. Esos adultos son los culpables, y lo son porque con sus decisiones están lastrando el futuro de los más jóvenes.

Movilización. No se quedan en las palabras. Son las primeras en asistir a todo tipo de actos para hacerse escuchar. Su movilización es creativa, digital, artística y descentralizada.

Apuesta por la imagen. Redes sociales, imágenes y vídeos. Se trata de tener visibilidad y compartirla en otros círculos de jóvenes. Las tres saben usarlas. De ahí viene también su fuerza: viral, global, moral.

Causas. Es tiempo de causas y no de causas políticas. Mahala por la educación, Emma contra las armas, Greta por el clima. Sus ideas son transversales y globales. Movilizan desde la conciencia y el compromiso, no desde una propuesta ideológica clásica y previsible.

Los líderes del mañana ya no esperan su turno. Son nuestros hijos y nietos, y vienen a hacer el trabajo que no hemos hecho nosotros. En España, algunos de sus nombres son Lucas, Ander y Roger, los primeros de muchos en unirse al movimiento Youth For Climate que hoy se extiende por el país y empieza a llegar a las instituciones. La revolución adolescente ya está aquí y la veremos en acción hoy en la huelga por el clima que se promueve a nivel global. Después del 8-M, el 15-M por el planeta. Idus de marzo.

*Consultor político