El recorte de actividades y la suspensión de cursos culturales en centros de la tercera edad del Ayuntamiento de Zaragoza ha provocado una contundente respuesta por parte de ancianos zaragozanos que se sienten agraviados. Ayer irrumpieron en el pleno municipal, con carteles reivindicativos ("Somos mayores, no tontos") y caras serias. Ellos no reblan: defienden un programa para poder desarrollarse e invertir su tiempo de manera provechosa. Muchos de ellos recordaban las buenas caras vistas en la campaña electoral, las promesas, que ahora, en opinión de los mayores que protestan, se han convertido en pasto de rebajas.