Ya se han ido, pero este año, los Reyes Magos adelantaron su visita a la Moncloa y, el primer fin de semana del 2014, le dejaron a Rajoy dos buenos regalos: un descenso del paro registrado en diciembre de nada menos que 107.570 personas, unido a un aumento de 64.097 cotizantes a la Seguridad Social, y una prima de riesgo por debajo de los 200 puntos. Es posible que, como los de tantos niños, no sean regalos muy duraderos y también que aparenten más de lo que son, pero Rajoy los disfrutó con la misma o más ilusión con la que los pequeños abrieron sus paquetes ayer por la mañana. Un alivio para el presidente del Gobierno, que le permite tomar aire entre el lío del aborto, el de las eléctricas, el follón de Sacyr --la herencia de Luis del Rivero-- en Panamá y los impuestos que Cristóbal Montoro bajará, pero poco y a pocos, porque como explica el jefe del fisco si Hacienda no recauda más, "España no saldrá de la crisis". Rajoy celebra que el paro registrado bajara en diciembre. Hasta el exministro de Trabajo socialista, Valeriano Gómez, ha tenido que admitir que es positivo. El paro registrado como método de medición del desempleo es discutible, pero nadie puede negar que un descenso tan importante es una buena señal, aunque eso no signifique más que un pequeño avance en la descomunal y larguísima batalla contra el paro. El presidente, como es lógico, quiere disfrutar el momento y escucha como quien oye llover las letanías de sus adversarios sobre la validez de esa estadística, que el aumento de cotizantes a la Seguridad Social es un espejismo pasajero y que apenas hay nuevos contratos indefinidos. Todo inmerso en la más reciente tradición política española que dice que "al adversario, ni agua". Los escépticos pueden tener razones válidas, pero los datos que celebran Rajoy y sus ministros son los mejores en mucho tiempo y anuncian que, por fin, la economía española ya ve el final del túnel. La recuperación será demasiado lenta para casi todos, pero ha empezado y Rajoy, convencido de que los Reyes Magos le han hecho estos regalos porque se ha portado bien, sigue decidido a jugárselo todo a la economía y a que el PSOE continúe sin levantar cabeza. El paisaje se completa con los etarras que reconocen su derrota, Villar Mir convertido en primer accionista de Colonial y Jaime Botín, exbanquero, alumno de Filosofía, empeñado en ser de izquierdas con sus escritos --Lázaro Carreter le reprocharía algún "a nivel"-- contra la Iglesia y los gobiernos de derechas. Periodista