La ministra Teresa Ribera dio la cara y visitó Andorra. Allí se encontró con la indignación de la comarca y pudo comprobar las dudas que mantienen los vecinos ante unas perspectivas de reconversión muy en el aire. Propuso un convenio de transición justa entre instituciones y agentes sociales para crear un marco atractivo de atracción de empresas que permita crear empleo y fijar población. Pero la zona duda de que las alternativas se puedan acompasar con la pérdida de puestos de trabajo. La voluntad parece decidida, otra cosa será que las ayudas sean eficaces y a tiempo.