Los trapicheos en torno al cambio de titulares de la propiedad y de los bienes del Pazo de Meirás han devuelto a la actualidad a la familia Franco, sus posesiones e intereses. En ese noble edificio que perteneciera a la escritora Emilia Pardo Bazán y fuese luego obsequiado al dictador se han catalogado cuadros y muebles, joyas y armas, espejos y alfombras pertenecientes al patrimonio nacional, o de dudosa procedencia en otros casos. No siendo estos misterios o paradojas sino una simple y tardía metáfora de una enraizada realidad que, no por ya pasada, deja de estar presente y dar frutos en la sociedad y en la vida española: el origen franquista de muchas de las grandes y actuales fortunas de nuestro país.

Mariano Sánchez Soler, en su recién aparecido ensayo Los ricos de Franco, continúa con su investigación en torno a las grandes sagas que rodearon al Caudillo durante sus cuarenta años de dictadura.

Familias, como los March, que venían conspirando años atrás contra la República y que le apoyaron desde el golpe militar. Otras, como los Aznar, Barreiros, Fierro, Coca, Koplowitz o Carceller, que fueron sumándose a la camarilla franquista a medida que la posguerra oscurecía el horizonte popular pero iluminaba la senda del dinero con idóneas condiciones para acumularlo. Como diría en los años cincuenta el banquero Aguirre, «el Gobierno gobierna, la Banca administra y el español trabaja».

En los sesenta, a raíz de los acuerdos con Estados Unidos y la apertura al turismo europeo, los negocios de hostelería, automoción, restauración y un largo etcétera de productos autóctonos y franquicias tendieron a concentrarse entre los industriales consolidados y emprendedores afines al régimen. Sin prensa libre, sin sindicatos democráticos, sin ningún tipo de inspección, la barra libre de los negocios deparó una verdadera borrachera de beneficios, una lluvia de millones de pesetas que se desparramaban como llovidos del cielo alrededor de la hierática, silenciosa y aparentemente despreocupada de los bienes materiales figura de Franco, interesado sobre todo en la detentación y mantenimiento del poder.

Un trabajo serio, el de este libro denuncia, con un inventario descomunal de españoles privilegiados por la dictadura, cuyos hijos y nietos, ya en democracia, han seguido ocupando en muchos casos el techo de las finanzas.