La actualidad, la novedad, quema etapas y borra de la memoria o minimiza lo que ya pasó, pendientes los sentidos de lo más inmediato. Se reflexiona sobre el último titular y con ese clic de actualizar nos alejamos inconscientemente de las sensaciones que nos produjo el anterior, como si todo fuera nuevo cuando, en realidad, es la continuación aumentada de un empuje que no cesa. Se eliminan los profesores de apoyo, los libros gratuitos, las becas de comedor, pero sigue abierto el cole. Si todo se provocara de golpe, el desplazamiento sería tan impactante que generaría respuesta y no necesariamente reflexiva, con lo que el conflicto tendría que abocarse a una solución en el choque de intereses. Sin embargo, la progresividad en la vuelta de tuerca permite creer a los acosados que todavía hay espacio para la supervivencia y se retrocede mansamente, aferrándose a lo que aún perdura. Se recorta uno de cada cinco euros para atender la sanidad, no se cubren bajas, se cierran plantas enteras de hospitales, con los medios destinados no se da abasto a atender las urgencias, faltan pañales y gasas, pero el logotipo del Salud aún parpadea en la Casa Grande.Poco a poco se va desmantelando la protección, lo que daba seguridad y garantizaba la igualdad en lo importante. Ahora, si se denuncia, el servicio de propaganda con fondos públicos lo achaca a una campaña. En el fondo es una buena señal, ya le echan la culpa a alguien externo, hasta hace cuatro días sacaban pecho de cada recorte. ¿Será que van de bajada? Periodista