Quienes busquen en el arte un revulsivo saldrán satisfechos del Centro Joaquín Roncal, en la Fundación CAI, donde se admira la nueva exposición del pintor alcañizano, residente en Berlín, Rubén Vidal.

Recorro las salas acompañado por esa excelente gestora y programadora que es Olga Julián, cuya apuesta por los nuevos talentos arranca de un oportuno programa, CAI Barbasán. Arte joven, que desde 2015 viene apoyando nuevos estilos en el mundo de la pintura y la plástica.

El de Rubén Vidal, sin duda, lo es.

Particularmente, la primera de las secciones de la exposición, donde se muestra una galería de enormes figuras desnudas en extrañas posturas y trances.

Todas ellas, hombres, mujeres, con fondo blando y como flotando en un falso y muelle piso de plumas, en un estelar vacío desprovisto de otras sensaciones o luces, tal como si hubiesen regresado, pero ya mayores, a la cárcel amniótica del seno placentario, a un origen de la vida marcado por una mezcla de terrible soledad y esperanza. Cuerpos arrodillados, encogidos, o simplemente descansando en escorzo, como si durmieran, quieren ser testigos de otro sentido de la vida, de un más allá que parecen haber entrevisto, acaso disfrutado, y del que aún no han vuelto, como si la cárcel de una vida superior, más plácida, a medias entre la ascesión estática y el sueño eterno los haya detenido en el tiempo. O como si, según apunta la comisaria de la muestra, Carlota Santabárbara, nos quisieran contar un secreto al oído.

Figuración, sí, pero con revolucionarias, trágicas expresiones, pieles y músculos sosteniendo miradas abducidas por la revelación... Y también talento, mucho talento el del pintor al abordar esta serie titulada La caricia de la luz.

La muestra de Rubén Vidal se complementa con otra colección muy distinta, a base sobre todo de paisajes, transparencias, reflejos y grandes pinceladas para definir las masas de agua o los bosques. Frontal versatilidad que nos da idea de los muchos recursos de un autor capaz de expresarse pictóricamente en muy distintos registros.

Una exposición para meditar sobre las cárceles de la vida.