Donald Trump parecía enderezar su presidencia después de la aprobación de la reforma tributaria y recorte de impuestos. A corto plazo continuará generando más inversiones sustanciales de multinacionales en EEUU y subidas de salarios. Pero seguramente no conseguirá incrementar la tasa de crecimiento sostenible no inflacionario y elevará la deuda nacional. La economía ya crecía a velocidad de crucero cuando Trump fue elegido, pero su apuesta por un estímulo muy cuestionable fomentó euforia entre los inversores y empresarios.

Trump ha conseguido para sus votantes la aprobación por un Senado con una mínima mayoría republicana de un juez del Supremo, 12 jueces federales y aguarda la confirmación de otros 48. Ha eliminado regulaciones medioambientales y laborales para acelerar la extracción y exportación de petróleo, gas natural y carbón. Los negociadores de Trump mantienen una ambigüedad calculada sobre la continuidad de Tratado de Libre Comercio, otros acuerdos comerciales, y los pactos con Irán y el de París sobre el clima.

Desde una óptica unilateral que antepone los intereses de EEUU, la base de Trump e incluso la mayoría de la opinión pública de la primera potencia mundial no tiene tiempo para distinguir entre promesas grandiosas y resultados concretos. Antes de la mayor caída bursátil en EEUU desde el brexit acaecida la última semana, se había generado 6,9 billones de dólares de capitalización bursátil desde la elección de Trump, casi la mitad de la acumulada durante los dos mandatos de Obama. Pero dicho incremento es también atribuible al crecimiento más robusto y sincronizado de la economía internacional en el 2017 (3,7%) entre los países desarrollados (2,3%) y los emergentes y en vías de desarrollo (4,7%) desde la crisis financiera internacional, lo que obliga a los bancos centrales a subir los tipos para evitar un repunte de la inflación.

El cuadro macroeconómico en EEUU sigue siendo sólido, pero los índices bursátiles han perdido las ganancias acumuladas. La perspectiva de tener que declarar ante el fiscal Robert Mueller explica su táctica de coordinar con los republicanos en la Cámara de Representantes la elaboración de un informe incompleto para desacreditar a las cúpulas del FBI y de Justicia. EEUU cuenta con 2,8 millones de empleados federales, una prensa feroz e instituciones que resistirán este ataque del poder ejecutivo y legislativo.

Fue el Kremlin quien reveló que el director de la CIA recibió en Washington a los jefes de los tres principales servicios de inteligencia rusos. Trump apremia a Mueller a concluir su investigación porque teme que los imputados sigan colaborando con él. El presidente fuerza la dimisión de altos cargos republicanos del FBI y departamento de Justicia porque tiene algo que ocultar. Si persiste en su conducta perjudicará las perspectivas de los republicanos en las elecciones de noviembre. Y ahora ya no puede presumir de récords de la bolsa.

*Profesor de la OBS Business School.