Esta misma semana, el presidente de Saica, Joaquín Balet, rechazaba de plano el traslado de la papelera fuera del caso urbano, pero ayer modificó su planteamiento inicial y puso condiciones... económicas, por supuesto. Balet dice que sólo árbitros "muy expertos" pueden valorar los costes del traslado de la fábrica, y se basa en los enormes costos que tiene una industria pesada. Probablemente, ni los urbanistas ni los vecinos conocen el valor real de esta industria, pero los ciudadanos podrían saber realmente de qué habla Balet si conocieran con detalle las jugosas subvenciones públicas que esta empresa ha recibido a fondo perdido.