Si hay un ministro con más protagonismo en el cielo que en la tierra, ese es Pedro Duque. El antiguo astronauta no acaba de encontrarse entre los marcianos del Consejo de Ministros y anda como perdido en su cápsula, vagando por el espacio exterior del poder terrenal. Hace unos meses anunció que España iba a competir en la carrera por descubrir y embotellar la vacuna del bicho, pero nos hemos caído de ese botellón farmacéutico sin hacer ni jeringas, ni tan siquiera etiquetas, y encima pagando doble.

El próximo bisnes va a ser el del coche eléctrico. En esa salsa parece que tampoco mojamos. Europa norte y central se ha preparado para adecuar cadenas de montaje, fabricar baterías e instalar suministro eléctrico. España sigue en las nubes, como Pedro Duque.

Por fin, la ministra de Industria, Reyes Maroto, ha aterrizado y hecho pública la noticia de que una fábrica de baterías eléctricas recalará en España, producto de una operación privado--pública con capital extranjero y patrio. ¿Dónde se instalará? Naturalmente, en Cataluña.

Esa decisión del Gobierno central ha sublevado a otras autonomías que aspiraban a albergar dicha factoría. Entre ellas, la aragonesa. El presidente Lambán ha manifestado su malestar, no en vano Aragón, con pujanza en los sectores del automóvil y la logística, apostaba fuerte por instalar en su territorio una empresa clave para los nuevos modelos de coches eléctricos, cuyo porcentaje se prevé alcance un 35% de la oferta al mercado en el 2025. Y aunque leo en El economista que la ministra Maroto ha llamado a Lambán para asegurarle que aún no hay nada decidido, la cosa no pinta bien.

Morrocotudo ha sido también el cabreo en Extremadura. De sus minas se extrae el mineral del litio, imprescindible para la fabricación de esa clase de baterías. El yacimiento de San José atesora la segunda mayor reserva europea. El alcalde de Cáceres, el socialista Luis Celaya, ha dicho que «no permitirá que se sacrifique nuevamente el futuro de una ciudad extremeña por el desarrollo industrial de otras zonas del país». Desde Galicia, el consejero de economía de la Xunta, Francisco Conde, ha pedido al Gobierno que «permita competir al resto de autonomías en igualdad de condiciones». Eso, o a buscarse la vida en el cosmos, como Pedro Duque.