La XIX gala del Festival de Cine de Zaragoza deparó unas cuantas y agradables sorpresas en forma de inminentes noticias tendentes a avalar la buena relación de la capital del Ebro con el séptimo arte, así como un renacer de las producciones propias.

Entre las próximas películas que ya son algo más que un proyecto destaca la de Miguel Ángel Lamata, Nuestros amantes, un nuevo largometraje del autor de Tensión sexual no resuelta, que comenzará a rodarse en Zaragoza esta primavera.

Quienes han accedido al guión de Lamata me aseguran que el argumento, una historia de amor en clave de comedia, contiene ya medio éxito, y que el mejor Lamata, su ingenio verbal y sentido del humor, su talento escénico y habilidad para construir personajes se podrá admirar en estado puro en esta nueva producción.

Otra de las gratas sorpresas del Festival ha sido el rotundo éxito del I Premio Internacional de Cortometrajes Aragón Negro. Se trata de una nueva sección, inspirada por el Festival Aragón Negro, que ha venido a enriquecer al Festival de Cine de Zaragoza, abriendo otras puertas a su difusión, pues los cortos premiados en esta sección se proyectarán en Ferias del Libro y Festivales de Cine de España y distintos países.

El Jurado de este I Premio Internacional de Cortometrajes Aragón Negro, compuesto por Ángel Briongos, Roberto Gómez, Javier Marco (Cafés Orús) y Jana Catalán (Fundación Caja Rural), no lo tuvo nada fácil entre los casi cincuenta cortometrajes procedentes de muy diversos países, desde Bolivia a Reino Unido, desde Estados Unidos a Alemania, y con una fuerte participación española. El ganador fue el español Diego Latorre, con Blink, un trabajo de una calidad extraordinaria, con efectos audiovisuales que recuerdan los universos de un Bowie o de un David Lynch, y con una soterrada historia moral en torno a la libertad del individuo frente a las nuevas fuerzas exteriores que pugnan por alienarlo. El Jurado destacó asimismo la calidad de Line Up, del español Alex Juliá, rodado en Estados Unidos y en inglés; Dealer, del consagrado Ben Dawkins, y Ça va rentrer, de Pierre-Louis Levacher, un brillante ejemplo de humor negro francés.

Con nuevos compañeros de viaje, y el sólido apoyo del Ayuntamiento de Zaragoza, el futuro del Festival de Cine está asegurado.