Que no estamos solos, dice Von der Leyen. Que le duele ver así a España, añade Charles Michel. Tanto la presidenta de la Comisión como el presidente del Consejo de Europa admiran el positivismo de los españoles que nos hemos encerrado en casa y no paramos de hacer coñas, coñas que a estos sosos les divierten mucho. Que somos muy guays y muy resilientes, eso dicen después de abandonarnos a la suerte, al igual que a los italianos, permitiendo que Francia y Alemania hayan acaparado todo el material médico dejando a nuestros sanitarios sin equipamientos para afrontar el virus. Que el Gobierno central ha pecado de improvisación, denuncia Ayuso, que tenía y tiene todas las competencias sanitarias y bien que podría haber previsto la tragedia, tan lista que parece. Que qué buenos los chinos que nos mandan mascarillas con cuenta gotas, ellos que lideran la producción mundial y, con eso y con todo, urgieron que Europa enviara miles de toneladas cuando más lo necesitaron.

Miles de sanitarios, guardias civiles, trabajadores de Protección Civil y cuidadoras de residencias están contagiados en España por no disponer de mascarillas FFP1 y FFP2 que produce esa empresa catalana que fue capaz de producir hasta cuatro millones en un mes para proveer a China en el momento más duro de su epidemia. Hoy somos víctimas de la especulación y del mercado negro hasta tener que adelantar 400 millones a China para que nos surta material en los próximos meses. ¿Qué nivel de contagio y muertos tendremos cuando nos lleguen los test que son imprescindibles para diagnosticar, tratar y aislar? La UE nos ha dejado con el culo al aire por primaveras, por tomarnos en serio lo del mercado único mientras otros practican el sálvese quien pueda. Un aviso: China e India producen el 80% de los principios activos de los medicamentos, si la gran fábrica farmacéutica se resfría ya podemos cerrar el mundo. *Periodista