Pasado mañana volvemos a celebrar el 23 de Abril, el Día de Aragón. Será una fiesta enmarcada en el ámbito institucional de otros años, con la entrega de los premios y las medallas del Gobierno de Aragón y de las Cortes regionales a personas de la talla de Javier Zaragoza, Joaquín Carbonell y Paula Ortiz, entre otros, y donde la política mandará por encima del resto. La convocatoria de las elecciones generales el domingo que viene, y las autonómicas y municipales el próximo 26 de mayo, ofrecen este panorama. Hasta ahí, todo aparentemente normal. Pero sin embargo, este año --al igual que los anteriores-- no habrá ningún acto que reivindique el Canfranc, los desdoblamientos de las carreteras N-II y N-232, que defienda el Ebro frente a posibles trasvases de cuencas, o que intente poner un poco de cordura con los bienes eclesiásticos de la Franja, o que sirva para volver a decir bien alto que hay muchas zonas de Teruel y Zaragoza, sobre todo, que se están quedando sin habitantes. El Día de Aragón ya no es eso. Y quizá es el momento de reivindicar un gran acto por el territorio.

Es cierto que los partidos políticos están enfrascados en otras cuestiones. Les preocupa y mucho lo que pueda pasar el 28-A en las elecciones generales, sobre todo a los cuatro grandes que tienen opción de algo: PP, PSOE, Ciudadanos y Unidas Podemos. Y aunque el sonido de fondo puede llegar hasta las autonómicas y municipales del 26 de mayo, no están mucho por la labor de cuidar la fiesta del 23 de Abril. Una fiesta que nació para eso, para ser un día de reafirmación del aragonesismo, como lo concibió el presidente de la preautonomía aragonesa Juan Antonio Bolea Foradada, y como continuó siendo durante los primeros años de autonomía, especialmente cuando al frente de la presidencia de la Diputación General de Aragón (DGA) estaban autoridades de la talla de los regionalistas Hipólito Gómez de las Roces y Emilio Eiroa. Hubo entonces grandes actos políticos y populares en Villanueva de Sijena, o manifestaciones pidiendo más autonomía, o, por supuesto, la gran protestsa en contra del trasvase del Ebro. Seguramente, eran otros tiempos, en los que partidos como el PAR, dentro de las instituciones, o Chunta Aragonesista, entonces extraparlamentarios, tiraban, y mucho, del carro.

Pero en estos momentos, en pleno siglo XXI, a poco más de un mes de las elecciones autonómicas, todo aquello se ha perdido. A nadie se le ocurre convocar un gran acto popular por Aragón, aunque sigamos con el run run del trasvase, el Canfranc siga sin cruzar la frontera, las carreteras más peligrosas no se hayan desdoblado, y la despoblación de buena parte del territorio aragonés siga siendo una seria amenaza.

Los partidos se conforman con el acto de las Cortes de Aragón. Incluidos PAR y CHA. Ellos dicen ser los más aragoneses, pero Aragón es uno de los territorios donde el día de la comunidad no hay un gran acto de identidad, que sirva para poner en valor lo aragonés, no solo distinguir a los que se lo merecen. Hay que hacerlo, pero en el acto de las Cortes no participa la gente de la calle. No puede entrar. Y este año que estamos en campaña nacional, y que ninguno de esos dos partidos se han presentado a los comicios, podría haber sido un marco perfecto para haber sacado pecho aragonés. Desde CHA y desde PAR. Si año a año estamos viendo cómo pierden fuerza popular, quizás es momento de preguntarse por qué y parece evidente que conforme se acercan a otros partidos nacionales se alejan de otras cuestiones mucho más regionales. A lo mejor han perdido ya su oportunidad definitivamente, pero deberían reflexionar.

Estamos asistiendo a una campaña electoral nacional en la que los candidatos aragoneses al Congreso y al Senado de los distintos partidos tienen muchas dificultades en distanciarse en las grandes cuestiones de Aragón que dependen del Gobierno central. Todos piensan lo mismo. Hay tanta sintonía que en el debate que se produzco esta semana en Aragón TV entre los candidatos al Congreso de PP, PSOE, UP y Cs, hasta el moderador tuvo que animarles a plantear diferencias de criterio en las cuestiones. Se nota muy poco fervor por Aragón.

Y cuando llega el 23 de Abril, Aragón debería sacar su artillería contra todas las cuestiones que están estancadas, que son muchas. Y PAR y CHA deberían encabezar esa reivindicaciòn ya que dicen ser tan de la tierra. Es un momento para pensar en crear y consolidar un gran acto de fervor aragonés. La ciudadanía no tardaría nada en sumarse a él si se prepara con inteligencia y alejado de los tópicos. Seguimos teniendo muchas tareas pendientes.

nespada@aragon.elperiodico.com